domingo, 14 de febrero de 2010

Capítulo 6 – El Amor Verdadero


Primera Parte: La Muerte del Universo

- ¡FUEGO DEL INFIERNO! – Gitó Molly y miles de rayos mortales se dirigieron a las Diosas.
Rápidamente, todas se tomaron de las manos tratando de recordar. En el momento en que los rayos de Molly las alcanzaron, recordaron la Palabra interestelar.
- ¡Ahora! – gritaron todas al unísono – la palabra es…

Pero no pudieron terminar porque el fuego del infierno de Molly causó una gran explosión que las lanzó disparadas a distintas partes de la calle. Molly, convertida en un monstruo infernal, iba a terminar su cometido. Introdujo un dedo de su garra en su vagina peluda que comenzó a sangrar. Jill comprendió que iba a pronunciar la Palabra Maldita convertida en ese monstruo. Si lo hacía, los efectos serían devastadores.

- Ustedes –dijo Jill a los amantes de las Diosas –, tráiganlas acá. Es la única forma de destruir a esa bestia.

Steve, Richard, John y Kevin corrieron a traer a las chicas que estaban agonizantes en distintas partes de la calle. Molly, que ya había sacado su dedo de la vagina, se dio cuenta de lo que ocurría.

- ¿Quieren salvar a esas perras? – gritó Molly - ¡jamás lo permitiré! ¡RAYOS CLITORIANOS!
Los rayos alcanzaron a los hombres justo antes de que las depositaran junto a Jill. Uno a uno cayeron agonizantes junto a las Diosas.

- Kevin – dijo Ruby – Sé fuerte. Nosotras te salvaremos
- Richard – dijo Alice – tú me salvaste. Ahora yo te salvaré a ti.
- John – dijo Jane – gracias por arriesgar tu vida por mí. Ahora es mi turno.
- Steve – dijo Pam – no pensé que harías esto por mí. Tu bondad merece mi sacrificio.
- ¡Qué lindas! – dijo Jill – ¿No lo crees Timothy?... ¿Timothy?

Los rayos clitorianos habían alcanzado incluso al amante del más allá de Jill que yacía en el suelo desangrándose. Jill corrió hacia él.

- Perdóname – dijo Jill – quería traerte a la vida nuevamente, pero no pensé que ibas a vivir para morir minutos después.
- No importa – dijo Timothy – con sólo conocerte valió la pena.

Jill se dio cuenta de que de los rayos le había dado en el pecho y sangraba profusamente; también estaba herida e iba a morir en cualquier momento. Como pudo se arrastró a las Diosas que ya estaban juntas en el centro de la calle. Todas se tomaron de la mano y juntaron fuerzas para pronunciar la Palabra Interestelar. Molly se había metido el dedo en la boca y con un aliento a putrefacción pronunció la Palabra Maldita.

- ¡PUSSYCONTROL! – dijo Molly

- ¡MARA! – dijeron a coro las Diosas.

La fuerza de las palabras chocó con una explosión enorme. En el punto exacto conde se encontraron las palabras, el universo se rasgó en dos y todo desapareció.

***
Segunda parte: Vaginas Interestelares

El Universo estaba muerto entero. Sólo quedaban las Diosas plenamente recuperadas, los amantes de todas que yacían inconscientes, y Molly que seguía convertida en un monstruo.
Las diosas estaban radiantes llenas de un fulgor maravilloso. Se elevaron, tomadas de las manos, y brillaron como una estrella al amanecer. El fulgor creció hasta que lo cubrió casi todo. Molly ya no las podía ver. De pronto, entremedio del brillo de estrellas apareció una Súper Diosa, enorme, tan grande como Molly, pero completamente dorada.

- ¿Quién eres? – preguntó Molly.
- Somos las Diosas fusionadas – dijo la Súper Diosa – y es hora de que pagues por lo que has hecho.
- Malditas – exclamó Molly – sufran bajo el poder de mi ¡VAGINA MALDITA!

Un enorme rayo oscuro salió despedido de la vagina de Molly y fue hacia las Diosas destruyéndolo todo a su paso.

- Tu poder no es nada – dijo la Súper Diosa – frente a nuestras ¡VAGINAS INTERESTELARES!

La vagina de las diosas fusionadas se iluminó y de ella salió un gran rayo multicolor que chocó contra el rayo oscuro de Molly produciendo una gran explosión. Sin embargo, ambos rayos tenían la misma fuerza y estaban chocando sin que ninguno hiciera retroceder al otro. De pronto, junto al rayo multicolor de la Súper Diosa apareció Mike. Con sus manos, el ángel del amor, hizo avanzar el rayo que fue poco a poco haciendo retroceder el rayo oscuro. Molly gritaba enfurecida viendo cómo su rayo iba devolviéndose a su vagina. Cuando ya casi estuvo frente a ella, comprendió que no iba a poder resistir más.

- Es hora de despertar – le dijo Mike que sostenía el rayo de las vaginas interestelares –. Fuiste una hija de la oscuridad. ¡SE AHORA UNA HIJA DE LA LUZ!

El rayo de las diosas fusionadas impactó a Molly y causó una explosión en todos los universos y galaxias. Rayos, estrellas fugaces y explosiones cósmicas se abalanzaron sobre el monstruo que desapareció y en su lugar sólo quedó Molly desnuda que cayó inconsciente al suelo.

***

Cuando Molly volvió en sí vio que Mike y las Diosas estaban junto a ella.
- ¿Cómo te sientes pequeña? – preguntó Mike.
- Confundida – dijo Molly – es como si en estos meses algo hubiera tomado control de mí. Fui muy mala y, en realidad, soy buena… créanme… puedo ser algo complicada a veces… pero soy una chica buena.
- Te creemos – dijo Pam –, aunque casi nos matas.
- Estuviste bajo la influencia del Señor Oscuro – dijo Jane –, nuestro más grande enemigo. Caíste bajo su poder el día en que nos volvimos Diosas.
- El Señor Oscuro – dijo Molly y lágrimas cayeron de sus ojos – antes de morir me dijo que me quería… y yo descubrí que lo amaba… ¿Cómo puede ser? Lo amo tanto como te amo a ti Mike… ¿por qué pasa esto?

Las Diosas se miraron entre sí. Cada una sentía una pasión misteriosa y oculta por sus amantes que era igual al amor que sentían por Mike. Ellas también estaban confundidas.

- El Señor Oscuro y yo – dijo Mike – nacimos de una misma energía. No podíamos enfrentarnos el uno al otro porque éramos lo mismo.
- ¿Quieres decir que tú y el Señor Oscuro eran una misma persona? – preguntó Jill.
- No – repuso Mike – Nuestra energía estaba unida desde nuestro nacimiento. Si alguno de los dos moría, el otro también lo haría.
- Pero está muerto – dijo Molly –. Osis lo mató.
- Es cierto – dijo Mike –, pero antes de morir, su corazón abandonó el mal y se rindió al amor. Eso hizo que su esencia y la mía se fundieran. El mal que había en él murió. Desapareció el demonio y quedó un simple ser humano que debe estar inconsciente en el piso de aquella guarida.
- ¿Es decir que Molly aún puede volver a verlo? – preguntó Ruby
- Exacto – afirmó Mike – Cuando me haya ido, Molly podrá volver a buscarlo, aunque probablemente no se acuerde de nada.
- ¿Cuándo te hayas ido? – preguntó alarmada Alice – ¿Piensas marcharte?
- Cuando estábamos en Urania – dijo Mike –, siglos atrás, ustedes pidieron un deseo. Ese deseo hizo que en esta vida yo naciera en seis cuerpos diferentes. Ustedes ya han estado conmigo pero en distintas formas.

Mike apuntó a los amantes de las Diosas que yacían inconscientes en el suelo.

- Debido a que el Señor Oscuro – continuó Mike – aún estaba vivo, mi conciencia anterior volvía a buscarlas, pero ahora que ha desaparecido no necesito más volver a esta forma angelical. Yo les prometí el amor y al fin puedo estar con cada una de ustedes en forma individual.

Las Diosas estaban emocionadas. Mike las besó tiernamente a cada una y luego se puso de pie.

- Es hora de marcharme – dijo Mike –. Cuando haya desaparecido, invoquen la curación universal para que todo vuelva a la normalidad… Ah y recuerden que al pronunciar la Palabra Interestelar, pueden pedir un deseo.

El cuerpo de Mike se volvió luz, la que se dividió en seis esferas. Cada una de ellas voló hacia los corazones de los amantes de las Diosas y ahí se quedó brillando. Una de las esferas de luz voló a la guarida del Señor Oscuro y entró en el corazón de un hombre guapo y fornido que se hallaba tendido en el piso. Las Diosas se abrazaron llorando y luego de un rato tomaron sus manos, las alzaron al cielo e invocaron “¡CURACIÓN UNIVERSAL!”.
La luz lo cubrió todo.

***
Tercera Parte: Amor verdadero


DIEZ MESES DESPUES

El timbre sonó por segunda vez y Pam corrió a abrir la puerta. Molly y Oscar venían llegando y traían una botella de champaña. Eran los últimos invitados.

- Molly querida – dijo Pam besándola – que gusto de verlos a ambos. ¡Steve, ven a saludar a Oscar! Molly, ven por acá que estamos las chicas terminando los bocadillos para la cena.
- ¡Qué fantástico penthouse! – dijo Molly mientras Oscar y Steve íban a juntarse con el resto de los muchachos en el gran balcón que miraba a la bahía de Ciudad Diosas.
- Sí, lo compramos hace un mes con Steve – dijo Pam – luego de sacarnos la lotería.
- ¡Eso me huele a deseo! – dijo Molly riendo a carcajadas con Pam.
- Dime una cosa – dijo Pam –. ¿Y Oscar recuerda Algo?
- ¿De su pasado de Señor Oscuro? – dijo Molly – No recuerda nada. Sólo sabe que cuando me vio me amó de inmediato.

Las chicas entraron a la cocina y fueron recibidas con gritos de emoción por el resto de las Diosas.
- Molly – dijo Ruby – te ves cada día más estupenda.
- ¡Sí, qué lindos aros! – dijo Jane – y que minifalda más provocativa.
- Hola querida – dijo Alice poniendo una bandeja en la mesa -. Ya están listas las brochetas de trucha del Báltico.
- ¡Qué divino! – dijo Jill – Irán bien con mi ensalada de rúcula de Alaska.
- Y con mi carpaccio de emú australiano – dijo Alice fascinada.
- Fantástico – dijo Pam –. Tomen las cosas, yo llevo la champaña azul, y vamos a la terraza porque ya queda poco tiempo.

Las chicas tomaron las cosas y fueron a reunirse con sus hombres que conversaban alegremente en el enorme balcón. Al verlas llegar, las recibieron con besos y abrazos. Todos comieron y bebieron las delicias preparadas por las chicas.

- ¿Cuánto queda? – preguntó Alice a Richard.
- No queda nada – dijo Richard – de hecho ya hay que contar.

Todos contaron 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… “¡Feliz año nuevo!” Cada una de las Diosas abrazó a su hombre mientras comenzaban a explotar los fuegos artificiales en la bahía de Ciudad Diosas. Luego todas abrazadas a sus hombres contemplaron el espectáculo sintiéndose únicas y divinas. Cada una tenía al amor perfecto, al amor que viene de amar a un perfecto e imperfecto hombre.
En el cielo, más allá de los fuegos de artificio, la estrella de Osis refulgía feliz en el universo.

FIN

lunes, 8 de febrero de 2010

Capítulo 5 - Adiós Amigas


Primera parte: La tríada de la Sabiduría

Osis estaba furiosa. Caminaba sin parar por su alcoba intergaláctica murmurando maldiciones en un lenguaje olvidado. De pronto, se detuvo frente a un gran espejo.

-         Cielos – dijo Osis horrorizada –. Me veo espantosa.

Cerró sus ojos, levantó sus manos por sobre su cabeza y aleteó intensamente. Una luz multicolor la cubrió  y, por algunos segundos, se hizo invisible. Cuando la luz hubo desaparecido, Osis se veía fantástica. Muy joven y bella. Sus senos parecían haberse inflado y su cuerpo había adquirido la elasticidad de una niña de diecisiete años. La magia para rejuvenecer la había dejado bella y femenina. Se quitó el baby doll lubricado y se miró unos segundos desnuda frente al espejo. Las diosas la miraron admiradas. Parecía increíble que una mujer decrépita y fea se viera así debido a un hechizo. Osis chasqueó sus dedos y un vestido blanco, hecho de luz de estrellas cubrió su cuerpo.

-         Molly no sabe lo que ha provocado con su ambición – dijo Osis –. No puedo creer que también sea hija mía.
Las Diosas quedaron impactadas. Era cierto, cuando se hicieron Diosas, Molly había estado con ellas, eso la hacía una Diosa del Universo, pero su contacto con la energía oscura, la había vuelto una mujer mala y despechada.

-         Mencionaste la Palabra Interestelar – dijo Ruby poniéndose de pie –. ¿Qué es eso?

-         Antiguamente – dijo Osis –,  hace más de 150 millones de años, el universo era un lugar de paz y tranquilidad. Era la edad de oro y los seres que vivían entonces, podían ver a los Dioses y a los ángeles. El cosmos entero era regido por tres diosas que gobernaban todo cuanto vivía en cada una de las dimensiones del universo. Cuenta la historia, que las tres diosas amaban a un mismo ángel, que era hermoso por sobre todas las cosas, pero quería obtener el secreto del poder de ellas para gobernar el universo. El Ángel Enemigo, engañó por siglos a las Diosas, haciéndole creer a cada una que la amaba. Un día, por medio de sus engaños, supo que el poder de las Diosas residía en el conocimiento de una palabra que mantenía el orden en las galaxias. Entonces se retiró a un planeta distante, dentro de un volcán y ahí creó una palabra monstruosa, maldita, que pudiera destruir las cualidades positivas de las Tres Diosas.

-         ¡Maldito! – exclamó Pam – Usó su amor para destruirlas.

-         ¡Exacto! – prosiguió Osis – Cuando la Palabra Maldita estuvo lista, el Ángel Enemigo llamó a las Diosas. Ellas fueron una a una a su encuentro, pensando que las amaba en forma individual, pero al llegar al palacio oscuro, caían bajo la influencia de la Palabra Maldita y se veían poseídas por un deseo sexual irrefrenable.

-         ¿Un deseo sexual irrefrenable? – dijo Jane – ¡Qué espanto! Menos mal que nosotras jamás hemos sentido eso. Somos tan virginales.

-         Sí lo somos – dijo Alice y mentalmente le dijo a Jane: “cállate”.

-         Bueno – Continuó Osis mirando a las Diosas con una expresión incrédula –, Cuando las Tres Diosas recuperaron algo de su control, huyeron a su palacio y se prepararon a enfrentar el poder del Ángel Enemigo. Sabían que si pronunciaban la Palabra Interestelar, todo iba a ser destruido. Lamentablemente, el Ángel enemigo las atacó con furia y con la Palabra maldita doblegó a todos los seres vivientes e hizo que el universo cayera en la oscuridad. Solas, casi derrotadas, las Tres Diosas se tomaron de la mano y pronunciaron la Palabra Interestelar. Se dice que la energía de la palabra fue tan fuerte que el universo se partió en dos y los grandes poderes de la antigüedad se perdieron para siempre, pero las Palabras se mantuvieron ocultas. Del Ángel Enemigo se desprendieron dos energías masculinas. La energía del Señor Oscuro, que es un demonio horrendo y casi me destruye hace dos mil años, y la energía del Ángel del amor: Mikealis

-         ¡Mike! – dijeron las Diosas al Unísono.

-         Es cierto – dijo Osis – él las conoció a ustedes en una vida pasada y, desde entonces, ha sido el ángel guardián de todas.

-         Pero ¿Dónde está? – Preguntó Jane desesperada – todas lo amamos.

-         Ni siquiera mi magia puede saberlo – dijo Osis -. El nació de la energía de bien que quedaba en el corazón del Ángel Enemigo. Mi Madre, la Diosa de Luz, nació de la energía de las Tres Diosas. La leyenda dice que en el lugar en que las Diosas pronunciaron la Palabra interestelar, se  erigió un monumento llamado la Tríada de la Sabiduría en el que las herederas de las Diosas recibirán ayuda cuando la necesiten.

-         Ahora necesitamos ayuda – dijo Ruby – vamos entonces a la Tríada de la Sabiduría.


Segunda Parte: Urania

Las Diosas del Universo, y Osis, estaban de pie frente a las enormes y hermosas estatuas de las Diosas de la antigüedad. El templo era gigante y estaba en los confines del universo.
-         Concéntrense en las Tres Diosas – dijo Osis –. Ellas son la clave.

Ruby, Jane, Pam y Alice miraron las estatuas de las Diosas y los ojos de estas comenzaron a brillar. Pronto cayeron desmayadas en un trance profundo

***
-         Nunca me rendiré – dijo furiosa Molly – ahora que pude pronunciar la Palabra Maldita, nada podrá detenerme.
-         Es increíble – dijo el Señor Oscuro mientras le sacaba brillo a sus cuernos –. La Palabra Maldita tiene siglos sin poder ser pronunciada. Muchos lo habían intentado sin éxito, pero no tenían tanta maldad en el alma como tú. Realmente me enorgulleces.
-         ¿Lo dices en serio? – preguntó Molly – me alegra saber que… tú
Molly comenzó a ver tres pares de ojos que brillaban delante de ella. Sintió que sus fuerzas se iban y que la luz de los tres ojos la transportaban lejos, a un tiempo pasado, lejano. Escuchó a la distancia que el Señor Oscuro le preguntaba si le pasaba algo, pero su voz desapareció justo antes de caer desmayada.

***

Las Diosas del Universo corrían riendo a carcajadas por los ríos dorados de Urania. El viento jugueteaba en sus cuerpos desnudos. Jane reía y arrojaba agua sobre sus hermanas. Todas reían y la perseguían para mojarla a ella. Justo antes del atardecer, llegaron a las playas del océano de Urania. El sol rojo-rubí  alumbraba suavemente las arenas plateadas de aquel lejano y olvidado mundo. Las grandes ballenas blancas cantaban y su música llenaba de melancolía el atardecer.

-         ¿Estás segura de que dijo que iba a venir acá? – preguntó Pam
-         Segura – dijo Molly – su mensaje llegó como siempre en un sueño.
-         Siempre ha sido así – dijo Alice caminando hacia el mar para que las olas rozaran sus pies.
-         Sólo me pregunto – dijo Jill – por qué nos citó hoy. Se supone que Urania va a desaparecer. Todas debemos partir al anochecer.
-         Hemos sido muy felices acá – dijo triste Jane –. Urania ha sido nuestro hogar
-         Sí – agregó Ruby –. Urania fue el paraíso donde nos encontramos con él… ¡Miren, ahí viene!
Caminando entre las olas, con el sol rojo alumbrando su cuerpo dorado y perfecto, venía Mike. Rosas surgían entre las olas en el lugar en que sus pies tocaban el agua. Al verlas, Mike sonrió y abrió los brazos al tiempo que corría hacia ellas. Todas corrieron hacia él llenas de emoción y alegría, y abrazaron su cuerpo desnudo en el borde del océano.

-         Recuerdo la primera vez que las vi a todas – dijo Mike –. Acababan de llegar durmiendo en una estrella fugaz. Había estado tanto tiempo cantando mi canción de amor a los cielos y al fin mi gran amor, ustedes,  llegaban a éste, mi paraíso de cariño.

Las Diosas estaban emocionadas y todas sentían que ese momento perfecto en el que tocaban a Mike desnudo iba a estar para siempre en su corazón. Mike las hizo sentarse en la playa junto a él. Les hizo cariño una a una y las besó con amor muchas veces.

-         Mike – dijo de pronto Jill –, ayer, junto a la cascada de cristal,  nos dijiste que Urania iba a desaparecer y que hoy en la noche nos íbamos de acá. Ya está oscureciendo y deberíamos invocar a las estrellas fugaces para que nos vayamos.
-         Es cierto – dijo Alice –, pero ¿por qué debemos irnos?
Mike se puso de pie y miró a los cielos, luego miró con tristeza a las Diosas.
-         Mi tiempo se ha terminado – dijo Mike –. Y ustedes saben que para que nazca una cosa, algo tiene que morir.
-         ¿Qué quieres decir? – preguntó asustada Jane.
-         Nací del fuego y de la luz hace muchos siglos – dijo Mike –. He sido el portador del fuego del amor a todos los confines del universo y en estos años aquí en Urania he sido feliz con ustedes. Sin embargo, la fuerza del amor que me hizo crear este paraíso también me exige volar lejos de acá. Debo volar por las constelaciones entregando el amor que me dio la vida. Porque deben saber que el amor está muriendo en todo el cosmos.
-         Pero Mike – preguntó Pam con lágrimas en sus ojos - ¿Eso significa que tendremos que separarnos?
-         Prefiero morir antes de estar sin ti – dijo Ruby y el resto de las Diosas estuvo de acuerdo.
-         En menos de una hora – dijo Mike – mi cuerpo y toda Urania se volverán luz; entonces, la energía me llevará por las constelaciones durante siglos. No las quiero perder; es por eso que les quiero proponer una cosa.
-         Dínoslo –dijo Jane –, lo que sea, con tal de no perderte.
-         Justo antes de que el sol desaparezca – prosiguió Mike –, les enseñaré una palabra llena de poder. Si todas ustedes la pronuncian al mismo tiempo, los grandes poderes del universo se liberarán y podrán pedir un deseo. Si piden estar conmigo, la Palabra interestelar las llevará al más allá durante siglos, hasta que mi tarea se haya completado. Cuando el tiempo llegue, todas renacerán en algún lugar del universo, y podremos estar juntos para siempre.
-         Pero ¿estás seguro de que funcionará? – Preguntó Alice.
-         Estoy seguro – confirmó Mike.
-         El sol está escondiéndose – dijo Molly –. Date prisa.
Mike susurró telepáticamente la palabra en la mente de cada una de las Diosas junto con la frase: “desea que estemos juntos sólo los dos”.
-         Ahora – gritó Mike.
Las Diosas pronunciaron la Palabra Interestelar al tiempo que cada una deseaba reunirse sola con Mike en los siglos que vendrían. Una gran explosión lo nubló todo.

Tercera Parte: La búsqueda frenética.
Las Diosas volvieron en sí a los pies de la Tríada de la Sabiduría. Osis las miraba de pie esperando que ya supieran la palabra.
-         ¿Recuerdan? – preguntó Osis.
-         Ya sabemos quién es Mike – dijo Ruby poniéndose de pie –. El ha regresado, debemos buscarlo.
-         Sí – dijo Pam –; el que estemos vivas ahora significa que terminó su viaje por el universo y ahora está en algún lugar de la Tierra.
-         Pero ¿saben la palabra? – preguntó Osis.
-         La Palabra… – dijo Jane – ¿Alguna la recuerda?
Las Diosas no podían recordar la palabra. Parecía que la tuvieran en la punta de la lengua.
-         Es imposible – dijo Alice – tal vez tenemos que estar todas para recordarla, pero sin Jill, y Molly estando en el lado oscuro, tal vez nunca la recordemos… pero sí recuerdo lo que pedí cuando pronuncié la palabra y fue… Ser la única que estuviera con él.
Por un momento, las cuatro Diosas se miraron entre sí. Todas comprendían que habían pedido lo mismo; por lo tanto, la primera que llegara a Mike iba a quedarse con él.
-         ¡Lo siento! – dijo Ruby – ¡Soy la más rápida! ¡Mike se queda conmigo! ¡TELETRANSPORTACION!
Ruby desapareció de inmediato
-         ¡Maldita! – dijo Pam – Si mi telekinésis es poderosa, incluso el espacio podré mover. ¡TELEKINESIS!
Con un movimiento de su mano, Pam movió el universo y desapareció del templo.
-         ¡Tontas! – dijo Jane – No saben que me puedo transformar en lo que sea … ¡TRANSFORMACIÓN!
Levantando sus brazos, Jane se transformó en la velocidad de la luz aumentada un millón de veces y desapareció del templo.
-         Sólo quedas tú, hija mía – dijo Osis a Alice - ¿Qué vas a hacer?
-         Perdónalas, madre – Dijo Alice –, son impulsivas. No saben que mi poder es el pensamiento y ya las confundí para que se demoren en llegar a la tierra. Ahora debo irme.
Alice cerró sus ojos y sintió los océanos que bañan las playas de los planetas en el universo hasta que sintió las playas de la Tierra. Se identificó con ellas y en segundos estuvo parada en las arenas de la playa grande de Ciudad Diosas. Había sido la primera en llegar. Ahora sólo debía buscar a Mike.
Osis quedó sola en el templo de las Tres Diosas. Estaba a punto de irse a su hogar cuando sintió que desde la Tierra Molly iba a pronunciar nuevamente la Palabra Maldita.
-         ¡Cielos! – exclamó Osis – Si Molly pronuncia nuevamente esa palabra, tal vez ellas no puedan encontrarlo… Debo impedir que se salga con la suya.
Osis, envuelta en rayos se dirigió a la Tierra.

***
Pam estaba agotada. Por algún motivo se había demorado más de la cuenta en llegar a la Tierra y había pasado horas tratando de sentir la energía de Mike, pero cada vez que la sentía cerca, perdía el rastro y debía empezar nuevamente. Ahora se encontraba cerca del puerto y la energía de amor que buscaba se había desvanecido. Caminó por la calle tratando de sentir a Mike, sin prestarle atención a lo que la rodeaba. De pronto alguien gritó: “cuidado” y Pam se fijó que estaba caminando en la mitad de la calle. Un camión enorme venía a centímetros de ella y la iba a arrollar. Rápidamente, Pam con su telekinesis hizo que el camión se detuviera a milímetros de su cuerpo, pero para que la gente no se diera cuenta de que ella era una de las Diosas, fingió que se desmayaba frente al camión.
El conductor, un  hombre de unos cuarenta años, de barba y unos kilos demás, descendió asustado del camión y se acercó a Pam tomándola en sus brazos. Pam fingió que despertaba para mirar a ese hombre que olía a macho sudado.

-         Menos mal que frenaste justo a tiempo – dijo Pam coqueta –; casi me matas.
-         ¿Te encuentras bien? – dijo el hombre aliviado y maravillado con esa mujer hermosa que tenía en sus brazos – Si te hubiera causado algún daño, no me lo habría perdonado nunca.
-         Sí, me encuentro bien – dijo Pam fascinada con los ojos color miel de ese macho y con los brazos fuertes que la sostenían –. Creo que con el golpe me hice daño en los labios.
-         Déjame ver – dijo el hombre y con su mano tomó el mentón de Pam –. No tienes nada. ¿Cómo te llamas?
-         Pam  - dijo ella absorta en su cara masculina – ¿y tú?
-         Steve – dijo él fascinado con ella – no sabes el gusto que me da conocerte.
Pam estaba embobada, embriagada con el olor a macho de ese hombre. Sus labios se estiraban y sus pezones se habían erectado. Steve sintió el deseo de Pam y no pudo evitar acercar su boca a la boca de la Diosa. Las lenguas de ambos se encontraron en un beso lleno de deseo. Todo pasó tan rápido que Pam ni si quiera se dio cuenta de cómo llegaron a la casa de Steve, se desnudaron e hicieron el amor.

***
Ruby estaba mareada de tanto teletransportarse. Se había demorado más de la cuenta en llegar a la tierra. Por alguna razón se había confundido y había aparecido primero en Venus. A penas puso pie en Ciudad Diosas, comenzó a buscar la energía de Mike y se lanzó a la tarea de teletransportarse a distintos lugares. Apareció en edificios, en calles, en plazas, parques y lagos, pero nada. Tenía hambre y recordó que no había comido nada en todo el día, así que apareció frente a un café al que siempre iba y entró a comer algo. Se sentó en la mesa de costumbre.

-         Buenas tardes, ¿la puedo ayudar? – preguntó el mozo.
-         Disculpa – respondió Ruby –. Siempre me atiende una señora canosa, ¿está de vacaciones?
-         No – respondió el mozo –, ella dejó de trabajar acá hace un par de días. Yo soy nuevo acá. Me presento, soy Kevin.
-         Mucho gusto, Kevin – dijo Ruby fascinada.
Kevin no tenía más allá de unos 23 años. Era alto, guapo y tenía una sonrisa cautivadora. Sin embargo, lo que más le gustó de él era su cuerpo musculoso. Ese chico, observó Ruby, debía pasar todo su tiempo libre en el gimnasio.
-         Tráeme un sándwich de queso – dijo Ruby mientras sus jugos vaginales ya empezaban a gotear – y un café doble moccha fresa.
-         En seguida – dijo Kevin y partió a buscar la orden.
Ruby devoró su sándwich mientras observaba trabajar al joven. Observó que sus brazos parecían esculpidos en mármol y que sus hombros grandes eran muy armónicos con el resto de su cuerpo. De pronto pensó en Mike. Si las demás lo encontraban primero, ella jamás se lo perdonaría, pero por otra parte, Mike jamás se iba a enterar de un desliz de una noche. Kevin la miraba mientras atendía otras mesas y ella le devolvía la mirada junto con una sonrisa mientras mordisqueaba la cuchara del café. Ruby no iba a pasar otra noche sin un hombre entre sus piernas. Su calor vaginal la había hecho hacer cosas atroces. Un escalofrío la recorrió de sólo recordar el pene plástico y el percance lésbico con Pam.
“No debo permitir esto”, se dijo, “quiero un pene de verdad y lo quiero ya”.
Pidió la cuenta y Kevin se la trajo de inmediato.
-         ¿Vas a hacer algo esta noche después de tu turno? – preguntó Ruby con su voz más seductora, mirándolo intensamente.
-         Nada – respondió Mike y acercándose a ella susurró – Salgo en 20 minutos.
-         Te espero afuera – dijo Ruby.
Ruby salió, se teletransportó  a su departamento, se puso la lencería más provocativa que tenía bajo una falda ultra mini y volvió a la acera frente al café. Kevin cruzó la calle corriendo y la abrazó al tiempo que la besaba y dejaba que sus manos recorrieran sus curvas de mujer. Pasaron la noche juntos haciendo el amor.

***
Jane había llegado a la ciudad del Oeste. Estaba desconcertada, algo la había confundido en el viaje por el universo y había errado su punto de destino. Cerró sus ojos y sintió que la energía de Mike estaba en la Ciudad Diosas  a dos horas de ahí. Estaba a punto de transformarse en una estrella fugaz cuando escuchó una voz que venía de un automóvil.
-         Jane – preguntó un hombre - ¿Qué estás haciendo aquí?
-         ¡John! – dijo Jane admirada - ¿Qué estás haciendo TU aquí?
-         Yo vivo acá – dijo John Parker – Justamente estaba a punto de partir a Ciudad Diosas a buscarte. Pero ven, súbete, no pretenderás que hablemos así en la calle.
Jane corrió  y se subió al carro de John. Había estado con él hace un par de días y le había dicho que no iba a venir a Ciudad Oeste por lo menos en un par de meses. Tenía que inventar algo rápido.
-         No sabes el gusto que me da verte – dijo John – Iba a tu casa porque, además de querer verte, se te quedaron todos tus documentos sobre mi cama.
John besó en la boca a Jane. Definitivamente era un buen besador y eso a Jane le fascinaba.
-         Pero no me respondiste qué es lo que haces acá – dijo John.
-         Ehh, vine a hacer unos negocios – dijo Jane.
-         Pero es sábado – dijo John.
-         Tú sabes lo ocupada que soy – dijo Jane –. Además, ya me iba.
-         Y ¿cómo te ibas a ir? – dijo John – Si ni siquiera andas manejando.
-         Iba a tomar un taxi – dijo Jane tratando de inventar algo.
-         ¿Un taxi? – dijo John incrédulo – Te va a salir carísimo. Son dos horas hasta Ciudad Diosas.
-         Lo sé – dijo Jane sonriendo –, pero yo puedo.
-         Me encanta tu humor – dijo John y la besó nuevamente – ¿Has pensado en mí?
-         Todos los días – dijo Jane sin mentir, pues había tenido tan buen sexo con John que hasta en el templo de las Tres Diosas se había acordado de él.
-         Yo también me he acordado de ti – dijo John poniendo una música suave  y comenzando a conducir.
Conversaron y rieron todo el camino a Ciudad Diosas. Al llegar, Jane lo hizo pasar al departamento, tomaron una copa de champagne rosado e  hicieron el amor enloquecidos.  

***

Alice se había quedado dormida en una banca frente a la bahía. Había usado tanto su poder telepático para buscar a Mike que estaba agotada y aburrida. Se suponía que Mike ya estaba entre ellas; ¿por qué ocultaba tanto? Sólo por divertirse, Alice se puso a espiar los pensamientos de la gente de Ciudad Diosas. Algunos veían televisión. La mayoría sólo pensaba en cosas fútiles. De pronto, escuchó el pensamiento de un hombre que lloraba. Era Richard, el secuaz de Molly con el que ella había estado teniendo sexo las últimas semanas. ¿Por qué lloraba? Richard no era un hombre muy culto, pero no era mala persona, ella lo sabía. Se puso de pie y caminó hasta el agua, conjuró una ola y se movió rápidamente en dirección a la parte sur de la ciudad. En unos 20 minutos estuvo delante de la puerta de Richard. Tocó el timbre y Richard salió a la puerta.

-         ¡Alice! – dijo Richard llorando – ¡Qué bueno que viniste! Te necesitaba mucho.
-         ¿Qué ocurre Richie? – preguntó Alice abrazándolo y haciéndolo entrar a casa – Pasaba por acá y decidí visitarte. ¿Por qué estás llorando?
-         Es que momo… - dijo Richard apuntando a la caja de su hámster – Momo… murió hoy.
Alice sintió que la vista se le nublaba. No podía ser que ella llorara por un hámster, pero sabía cuánto amaba Richard a su mascota. Era uno de los pocos seres vivientes que le habían dado cariño a ese hombre solitario. Alice abrazó a Richard y juntos lloraron largo rato.
Más tarde, Alice cocinó una deliciosa lasaña que ambos disfrutaron viendo televisión. Alice no podía dejar solo a este hombre, así que decidió pasar la noche con él. Ambos durmieron abrazados después de hacer el amor.

***
Molly estaba desconcertada. El señor Oscuro le había dado un vaso de agua después de despertar del trance. La visión que había tenido era tan desconcertante, pero sabía que era el recuerdo vivo de una vida anterior.  Lo que más presente tenía era que había deseado estar sola con Mike.
-         ¿Sabes? – dijo Molly – Creo que yo me quedaré con Mike. Si utilizo la Palabra Maldita una vez más, controlaré a esas perras y lo buscaré tranquila.
-         Bueno – dijo el Señor Oscuro enfadado –, si eso es lo que quieres. No sé por qué te empecinas en buscar a ese mequetrefe cuando podemos dominar el universo.
-         No empieces con eso – dijo Molly disgustada – ya hemos hablado muchas veces sobre este asunto. Jamás vas  a entender lo que sienten las mujeres.
-         Haz lo que quieras – dijo el Señor Oscuro, muy enojado.

Molly se preparó para pronunciar la Palabra Maldita. Introdujo un dedo en su vagina y cuando estaba lista para chuparlo, un rayo de luz cayó en frente de ella y apareció Osis.

-         Detente – dijo Osis furiosa – no permitiré que se pronuncie esa palabra otra vez en el Universo.
-         ¡Osis! – dijo el señor Oscuro - ¡Cómo te atreves a venir así a mi guarida!
-         ¡Cómo te atreves tú a revelarle a ella el secreto de la Palabra Maldita! – dijo Osis desafiante – Sabes bien lo que ocurrió en el universo la primera vez que fue pronunciada.
-         Trata de impedírmelo -  dijo Molly metiéndose el dedo a la boca-
-         Aunque seas mi hija – dijo Osis –, no te lo permitiré.
En ese momento ocurrieron muchas cosas a la vez. Molly, abrió sus ojos al escuchar que Osis la llamaba “hija”. Osis levantó las palmas de sus manos y gritó: “¡SUPERNOVA!”. Miles de rayos cósmicos llegaron a sus manos y se fundieron en un solo rayo mortal que Osis dirigió al corazón de Molly. El Señor Oscuro corrió y se interpuso entre el rayo y Molly, recibiendo una descarga infinita de poder que lo hizo caer agonizante al suelo.

-         ¡No! -  gritó Molly agachándose y tomando al Señor Oscuro en sus brazos-  ¿Por qué me protegiste?
-         Es … curioso – dijo el Señor Oscuro – No soporté la idea de perderte… Creo… que … tú eres la primera a la que… he amado.
Molly sintió que su corazón se desgarraba. Ahí entre sus brazos estaba el único hombre que la amaba. Tanto que había buscado a Mike creyendo que era el amor de su vida y no había visto que el verdadero amor había estado junto a ella todo el tiempo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y besó al Señor Oscuro con amor infinito.
-         No te mueras – dijo Molly –. Yo te amo. ¿Hay algún hechizo entre tus libros que podamos hacer para sanarte?
-         Tu beso ya me sanó… – dijo el Señor Oscuro y expiró en los brazos de Molly.
Molly estaba enloquecida de dolor. Sentía que todo estaba en su contra. Esa perra de Osis había matado al amor de su vida. Sin pensar dos segundos tomó  el enorme frasco donde guardaba el semen del Señor Oscuro y lo bebió entero.

***
Cuarta Parte: La batalla final

-         ¡Detente! – dijo Osis – No bebas todo ese semen, puede ser fatal.
Pero ya era tarde, Molly había bebido todo el semen y empezaba a transformarse en un monstruo. Sendos cuernos crecían de su cabeza y una cola gigante salía de su coxis. Su boca se transformó en el hocico de un animal furioso y sus manos en garras poderosas. Aulló fuertemente antes de crecer rompiéndolo todo hasta medir más de 20 metros. Miró a Osis y dirigió un rayo enorme a la Diosa que causó una explosión gigante.

***
Las diosas estaban durmiendo desnudas junto a sus amantes cuando sintieron una gran explosión que venía de algún lugar de la ciudad. Pam se levantó de la cama y miró por la ventana. En el centro de la ciudad se alzaba un hongo radioactivo producto de la fuerte explosión. La voz de Alice llegó a su cabeza.

-         ¡Chicas ¡ - dijo la voz de Alice – Es Osis que está en peligro. Ruby, necesitamos que nos teletransportes al lugar de la explosión.
-         ¿Qué pasa? – dijo Steve despertando - ¿Por qué te estás vistiendo tan rápido?
-         Tengo que irme – dijo Pam –. Es una emergencia.
-         ¡Voy contigo! – dijo Steve levantándose.
-         ¡No! – dijo enfática Pam – debo ir sola. Prometo volver.
Pam besó a Steve y desapareció. La misma  conversación se repitió con cada una de las Diosas y sus amantes.

***

-         ¡Chicas! – dijo Osis agonizante -  No se preocupen por mí. Deben impedir que Molly destruya todo. Si pronuncia la Palabra Maldita en ese estado, el Universo entero desaparecerá.
-         Pero Madre – dijo Jane –, no podemos dejarte así. Estás muy débil y podrías morir.
-         Las diosas no morimos – dijo Osis – sólo nos transformamos en estrellas y dormimos por diez mil años antes de volver.
-         Madre – dijo Ruby – Sé fuerte.
Osis comenzaba a brillar y a transformarse en una estrella.
-         Recuerden… - dijo Osis antes de desaparecer – son mis hijas… Las Diosas … del … Universo.

El cuerpo de Osis se transformó en una gran estrella que subió a los cielos. En ese momento muchos rayos cayeron junto a ellas y vieron que Molly, convertida en un monstruo gigante se acercaba.

***

Pam fue la primera en enfrentarse a Molly. Disparando su estrella de la muerte muchas veces, hizo que el  monstruo perdiera el equilibrio. Luego con su telekinesis le arrojó un par de edificios. Ruby venía teletransportándose y arrojaba su explosión universal de distintas partes, hiriendo al monstruo. Molly se puso de pie y arrojó ráfagas de rayos vaginales que impactaron a Ruby y la hicieron caer frente a Jane.

-         Mueran Perras – gritó Molly con una voz Monstruosa - ¡RAYOS CLITORIANOS!

Miles de rayos salieron de las garras de Molly e impactaron en Ruby que comenzó a desangrarse. Pam y Jane atacaron. Pam arrojó sobre el monstruo el puente de la bahía y Jane se transformó en un dragón gigante que atacó a Molly con bocanadas de fuego.

-         Jamás me destruirán – gritó Molly - ¡AGUJERO NEGRO!

Un huracán negro impactó a Jane y a Pam quienes quedaron con sus poderes debilitados. Al tiempo que recibían una descarga de rayos clitorianos en sus cuerpos y caían heridas junto a Ruby. Alice estaba de pie en la cima de una ola. Con sus poderes invocó un sonido de alta frecuencia que dirigió a la mente de Molly. El monstruo gritó de dolor al verse atacado por sonidos que herían su cabeza.

-         Jamás te saldrás con la tuya – dijo Alice - ¡TSUNAMI COSMICO!
Olas de más de 100 metros atacaron a Molly y la hicieron caer al suelo

-         ¿Crees que con un poco de agua me destruirás? – gritó Molly - ¡FUEGO DEL INFIERNO!

En segundos, toda el agua se había evaporado y un rayo de fuego impactó a Alice quien cayó herida junto a las otras Diosas.
Molly comenzaba a caminar hacia las Diosas, que yacían malheridas en el suelo, con la intención de aplastarlas.
-         Es nuestro fin – dijo Jane – no tengo más fuerzas para enfrentarla.
-         Adiós amigas – dijo Alice y todas se miraron esperando el desenlace.

De pronto, junto a las Diosas apareció un destello de luz y de él surgió Jill.
-         ¡TERREMOTO ANAL! – gritó Jill y el monstruo perdió el equilibrio y cayó al suelo.
-         Jill, ¿cómo es posible? – preguntó Jane.
-         El espíritu de Osis me consiguió un salvoconducto para venir a la Tierra – dijo Jill –; ella dijo que si estamos todas juntas podremos recordar la Palabra Interestelar.
-         ¿Quién es él? – preguntó Alice.
Junto  a Jill había un hombre bastante guapo que miraba desconcertado hacia todas partes.
-         Es Timothy – dijo Jill – lo conocí en el más allá y me siguió, pese a que le pedí que no lo hiciera… y ¿Quiénes son ellos?
A algunos metros estaban los amantes de las Diosas. Habían venido siguiéndolas, pero no se atrevían a avanzar más.
-         ¡FUEGO DEL INFIERNO! – Gitó Molly y miles de rayos mortales se dirigieron a las Diosas.
Rápidamente, todas se tomaron de las manos tratando de recordar. En el momento en que los rayos de Molly las alcanzaron, recordaron la Palabra interestelar.
-          ¡Ahora! – gritaron todas al unísono – la palabra es…

Continuará…
Próximo capítulo: El Amor Verdadero

sábado, 23 de enero de 2010

Capítulo 4: La Palabra Interestelar

Primera parte: El Anonimato


El cortejo fúnebre avanzaba por el cementerio de Ciudad Diosas. Tras la carroza, en un Cadillac CTS-V 2011 descapotable, iban las Diosas que habían quedado vivas. Las cuatro de negro, con unos vestiditos minifalda y zapatos de Tacón. Jane Miller llevaba un sombrero enorme del cual caía un velo negro con diminutas flores blancas que dejaban ver sus gafas de sol. Pam McDowell se secaba los ojos con un pañuelo de seda egipcia y se arreglaba sus largos guantes de terciopelo negro mientras miraba al horizonte. Ruby Walker aferraba un rosario de perlas negras y rezaba mientras sus ojos turquesa intenso se nublaban de lágrimas. Alice Scott deshojaba una violeta de Persia mientras el viento movía sus rizos al viento.
Por fin el cortejo se detuvo. Las Diosas descendieron del Cadillac y caminaron tras el ataúd que era llevado por guardias especialmente contratados. El entierro fue rápido. La tumba fue tapada de inmediato y se puso una lápida de mármol muy sencilla que sólo tenía las iniciales J.B. (Jill Baker). Cuando todo hubo concluido, las chicas se miraron y Jane hizo un gesto a los guardias para que se retiraran y las dejaran solas a fin de despedir a su amiga. El viento rugía en el desolado cementerio. Era curioso estar al fin solas. Los últimos días habían sido horrendos. Molly Dobson había logrado matar a cientos de personas además de arruinar la reputación pública de las Diosas. En televisión había programas de debate en los cuales las difamaban y las acusaban de ser una amenaza a la moral. No podían ir a ningún lado porque los periodistas las perseguían tratando de obtener alguna declaración. Si tan solo Jill no hubiese muerto, todas habrían invocado la Curación Universal y la destrucción de la ciudad habría sido sólo un mal recuerdo. Ahora estaban solas únicamente porque habían exigido un momento de paz para despedir a Jill Baker.
El día empezaba a nublarse, y el viento arreciaba. Una a una, las chicas fueron despidiéndose de Jill.
- Fuiste una buena amiga – dijo Pam con sus ojos llenos de lágrimas–. Aún recuerdo cuando no podía ir a ninguna parte porque mis senos brillaban demasiado y tú, con mucho ingenio, me cosiste unos sostenes con tela blackout. Me quedaron divinos y me cosiste un juego entero. Nadie tendrá tu gusto y tu dedicación… jamás.
La voz de Pam McDowell se quebró; levantó suavemente una mano y con sus poderes telekinéticos hizo que miles de flores volaran de distintos prados alrededor del mundo hacia la tumba de Jill.
- Te extrañaré – dijo después de un momento Alice Scott –. Eras desafinada, pero buena compositora. Nunca olvidaré cómo nos hacías reír tantas tardes cuando bailabas desenfrenadamente al escuchar la radio. Ojalá no hubieras sido tan alcohólica y hubieras hablado más en serio. Espero que en tu morada del más allá encuentres a alguien que te quiera… te lo m..mere..ces.
Alice no podía hablar más. Sentía un nudo en la garganta muy fuerte. Cerró sus ojos y una lágrima cayó en el suelo junto a la tumba de Jill y de ese lugar brotó un manantial.
- Amiga – dijo Ruby Walker –, Ojalá me escuches estés donde estés. Siempre te dije que eras una gorda, pero nunca lo dije en serio. Lo decía porque eras una excelente anfitriona y cocinera. Nos alimentabas bien y siempre vi como una amenaza a mis curvas el hecho de que hicieras comidas tan deliciosas. Concuerdo con Pam, tus habilidades de costurera salvaron mi vida al hacerme esos calzones a prueba de fuego. Pensé que iba a quemarlo todo con el fuego de mi útero, pero tú, amiga, me enseñaste que siempre se puede controlar el fuego interno… yo…
Ruby se puso a llorar. Junto a la lápida, encendió unas llamas con el fuego más poderoso del universo para que estuvieran encendidas hasta el fin de los tiempos.
- Fuiste como una hermana – dijo después de un rato Jane Miller–. Siempre pensé que eras tonta y que me fastidiabas la vida, pero jamás imaginé que te iba a extrañar tanto. Pasaste grandes momentos junto a mí y …
Jane estaba sencillamente destrozada. No podía hablar más se arrodilló junto a la tumba y lloró amargamente. Antes de levantarse, llamó con sus poderes a las brisas de los mares, al viento que corre entre los azahares de oriente, al aire que juguetea con las rosas más hermosas del mundo y los trajo para que se quedaran siempre alrededor de la tumba de Jill.
Comenzaba a oscurecer cuando las diosas se alejaron de la tumba.
- ¿Han pensado en lo que les dije? – preguntó Jane.
- Yo estoy de acuerdo contigo - dijo Pam –. Es la mejor opción para nosotras ahora.
- He pensado – agregó Alice – que podríamos usar nuestros poderes para que nadie nos reconozca. Estoy de acuerdo contigo, Jane, que la mejor opción es que pasemos al anonimato.
- Es verdad – dijo Ruby –. Jane puede convertirse en quien desee y nos puede traer información acerca de los planes de Molly. Yo puedo hacer que nos movamos hacia donde queramos a la velocidad de la luz.
- Chicas – replicó Jane –. Creo que es importante saber que estamos en grave peligro. Sin Jill no podemos utilizar nuestros poderes curativos para sanarnos o volver a la vida. Ahora, si luchamos, es en serio.
- Bueno – dijo Pam – no le tengo miedo a las peleas, soy una guerrera. A mis enemigos sólo les puedo decir una cosa: ¡Enfréntenme y sufran!
Las chicas se rieron y se abrazaron.
- Alice – dijo Ruby –, ¿averiguaste donde vamos a vivir?
- Está todo listo – respondió Alice –. ¿Recuerdas el barrio en el que trabajábamos antes de ser diosas? Es en el edificio nuevo que está mirando a la bahía. Pam y tú vivirán en un departamento y Jane y yo en el otro.
- Perfecto – dijo Jane –. Molly Dobson jamás descubrirá donde estamos… Es hora de marcharnos.
Todas miraron por última vez la tumba y luego se aferraron a Ruby quien suavemente dijo: “¡Teletransportación!”.

***
Molly Dobson estaba en la guarida del Señor Oscuro frente a una gran computadora. Ya había acabado con una de las Diosas y estaba decidiendo cuál de las otras cuatro iba a ser su próxima víctima.
- Son unas tontas – dijo Molly, pensando en voz alta –. Su página web dice todo de ellas... Así que Pam era policía experimentada en Narcotráfico… ¡Drogadicta!... Te destruiré… y Ruby… ¡Ja! Interesada en viajar y en lenguas extranjeras… ¡Perra! Quizás cuántas lenguas extranjeras han pasado por ti… ¡Morirás!... La mosquita muerta de Alice, ella y su telepatía. Lo que más cuida es su pelo… ¡Imbécil! ¡Te dejaré calva antes de asesinarte!... Y Jane… con que eres experta en gastronomía y en organización de eventos … ¡Alcohólica! ¡Perdida! … ¡Serás la que más sufra!
En ese momento, Molly escuchó una bulla que venía del sótano. Dejó la computadora de lado y corrió hacia la puerta que daba hacia el cuarto del Señor Oscuro. Después de unos minutos, la puerta se abrió y ahí estaba él. Había dormido más de tres meses, pero el sueño le había hecho bien. Se veía mucho más joven, como si hubiese rejuvenecido. Estaba desnudo y sus músculos estaban marcados como si hubiese hecho ejercicio sin parar durante estos meses.

- ¿Cómo estás? – preguntó Molly – Te ves muy bien. ¿Dormiste con magia rejuvenecedora?
- Sí – dijo el Señor Oscuro bostezando –. Los demonios podemos dormir y hacer magia, así que aproveché para rejuvenecer y aumentar el tamaño de mi pene. ¿Te gusta como quedó?
Molly vio el ENORME pene del Señor Oscuro y sintió espasmos en su vagina. Se veía delicioso. Se le hizo agua la boca.
- Ahora – continuó el Señor Oscuro – puedo darte mucho semen para que hagas un agujero negro ilimitado. Espero que tengas donde guardar el semen, porque una vez que te lo haya dado comenzaré con mi plan para conquistar a la divina Osis.
- Acá tengo un frasco – dijo Molly yendo a buscar un enorme frasco de vidrio –, pero cómo es eso de conquistar a Osis. Me habías dicho que era horrorosa.
- Lo es – dijo el Señor Oscuro –, pero seguramente habrá dormido con magia igual que yo, así que debe estar deliciosa. Además es insaciable. Ahhh, no lo comprenderías. Bueno, démonos prisa… ¿Quieres semen? Entonces empieza a chupar.
Ni bien hubo terminado de hablar, Molly se puso de rodillas frente al Señor oscuro, abrió su boca lo más que pudo y se tragó la inmensa verga del demonio.
- ¡Qué rico! – Pensó Molly Dobson llegando al primer orgasmo – Tal vez me trague su primera eyaculación y luego lo obligo a darme más para llenar el frasco. Estoy tan cachonda que ya casi no aguanto.

***
Segunda Parte: la maldición desconocida
Un par de semanas después del funeral, las diosas estaban viviendo en el anonimato. Habían cambiado de look y de identidades; sin embargo, se hallaban desorganizadas con su nueva vida. Sin saberlo, la Palabra Maldita estaba tomando el control de sus vidas.
- Alice – dijo Jane enfadada –, dejaste sucio el baño. Te rogaría que cuando te hagas una depilación íntima, barras los pelos del suelo.
- Querida – dijo Alice sorprendida al tiempo que se perfumaba –, lo haré en cuanto saques tus toallitas higiénicas sucias de la tina del baño.
- ¿Vas a salir? – dijo Jane, tratando de cambiar el tema, ya que en verdad se le había olvidado retirar sus toallitas de la tina del baño.
- Sí – dijo Alice –. Tengo una cita. Voy al cine con Richard. Creo que, como él fue secuaz de Molly, puede darme información.
- Ahhh, lo haces sólo por una causa justa – dijo Jane incrédula y envidiosa –. ¿Estás segura de que no te gusta?
- ¿Gustarme? ¿Richard? – mintió Alice mientras terminaba de ponerse lápiz labial – ¡Qué ridiculez! Sabes bien que yo amo a Mike y que jamás le voy a ser infiel. Esto sólo lo hago porque debemos destruir a Molly y salvar el Universo.
Alice tomó su cartera, las llaves del Cadillac, se miró en el espejo y se dirigió a la puerta.
- Me llevo el Cadillac – dijo Alice – te dejo el Audi por si quieres salir a comprar algo. No vas a salir esta noche ¿No?
- Sabes bien que no – dijo Jane calmada –. Mañana voy a seguir con mi trabajo de espionaje y debo descansar… ¡Que te vaya bien!
- Gracias – dijo Alice besando en la mejilla a Jane –. No te quedes viendo televisión hasta muy tarde.
Alice salió del departamento y Jane cerró la puerta. Estaba sola y sentía mucha rabia contra Alice. Sabía bien que no iba a ver a Richard para tratar de sacarle información. Iba a juntarse con él para tener sexo. Jane empezó a sentirse desesperada; se sacó el vestido que llevaba y caminó desnuda hasta el baño. Necesitaba una ducha fría para sacarse el ardor que sentía en su cuerpo. Se miró en el espejo. Sus senos estaban tan turgentes, paraditos y sensuales. Le encantaban. Empezó a ponerse muy cachonda. Cuánto tiempo había estado luchando contra el mal y se había olvidado de sí misma. Ante todo era una mujer deseosa. ¡Qué injusticia que Alice estuviera siendo poseída por un hombre mientras ella estaba sola en su casa! También amaba a Mike, pero ¿lo iba a esperar para siempre?
Caminó rápido hacia su cuarto, abrió el tercer cajón de su cómoda y sacó su libreta con teléfonos de hombres. No la había usado en meses. La abrió y seleccionó un nombre y un número al azar y marcó su celular.
- ¿Quién es? – contestó una voz Masculina al otro lado del teléfono.
- Hola – dijo Jane –. ¿Hablo con John Parker?
- Con él – dijo el hombre.
- Hablas con Jane Miller – dijo ella –. Tal vez no te acuerdes de mí. Nos conocimos en un bar en Ciudad Diosas el año pasado. Pasamos la noche juntos.
- ¡Jane! – Dijo John – ¡Cómo olvidarte! Pasamos varias noches juntos. Nunca nadie me había hecho sentir como tú. ¡Qué lengua que tienes! ¡Qué manera de succionar mi pene! Qué ganas de verte.
- ¿Vas a hacer algo esta noche? – preguntó Jane comenzando a sentir la fuerza del huracán en su vagina.
- Nada – dijo John –, pero lamentablemente estoy viviendo en Ciudad Oeste. Estoy a más de dos horas de donde debes estar tú. Pero si nos ponemos de acuerdo podríamos vernos la próxima semana.
- ¡Espera! - dijo Jane pensando rápidamente – Qué curioso, justo yo estoy de paso por Ciudad Oeste. Me encantaría verte… se me pone la piel de gallina con sólo recordar lo bien que lo pasamos la última vez.
- ¿Estás acá? – Preguntó el hombre – dime el lugar y te paso a recoger.
- Estoy cerca del West Park – dijo Jane - ¿Me puedes pasar a buscar a la esquina de Surrey con Armenal?... ¿En unos 10 minutos?
- Allá estaré – dijo el hombre.
Jane colgó el teléfono. Ni siquiera recordaba bien al hombre, pero necesitaba sexo. Sólo tenía que recordar cómo lucía antes de ser Diosa y adoptar esa forma. Se acercó a la ventana del departamento, invocó sus poderes y, transformándose en una estrella fugaz, salió disparada por el cielo rumbo a Ciudad Oeste. En menos de 10 minutos estaba parada en Surrey con Armenal luciendo como la antigua Jane, de falda extremadamente mini, tacos muy altos, muy maquillada, perfumada y… ¡Húmeda!

***

- ¡Ruby! – gritó furiosa Pam – Qué pusiste en la lavadora que tiñó toda la ropa de rojo.
Ruby y Pam vivían en el departamento arriba de Alice y Jane. Ambas estaban encargadas de diseñar un plan para derrotar a las tropas de Molly.
- ¿Qué? – gritó horrorizada Ruby saliendo de su cuarto – ¿Pusiste a lavar la ropa? ¡Te dije que me avisaras si es que lo hacías. Tenía algo entre mi ropa sucia que no debía ir al lavado.
- ¿Qué es esto? – dijo Pam sacando algo enorme de dentro de la lavadora.
- ¡No lo mires! – gritó Ruby corriendo hacia el cuarto del lavado.
Ya era tarde, de entre la ropa, Pam había sacado un pene sintético enorme. Era de silicona y estaba recién pintado de rojo. Seguramente Pam, había tomado su ropa junto con la de Ruby y la había puesto en la lavadora. Eso era lo que había teñido todo.
- Eres una… ¡Sucia! – dijo Pam – ¿De dónde lo sacaste?
Ruby estaba roja de vergüenza. Se apoyó en la lavadora.
- Hoy en la tarde cuando estaba siguiendo a algunos secuaces de Molly – confesó Ruby – pasé frente a un sex shop y vi ese pene… Sé que actué mal, pero me teletransporté adentro de la tienda. Necesitaba rozarlo contra mis calzones… Fue maravilloso. Lo único malo es que estaba recién pintado y mis calzones se tiñeron de rojo. Así que me lo traje y lo dejé junto a mi ropa interior en la ropa sucia. Jamás pensé que ibas a lavar hoy… menos tan tarde en la noche.
- Es que necesitaba ropa para mañana – dijo Pam que había quedado temblando con la descripción del “roce” del falo plástico contra los calzones de Ruby –. Así que te rozó…y… ¿Cómo fue?
- Así – dijo Ruby acercándose a Pam, tomando en sus manos el inmenso pene plástico y metiendo el glande bajo la faldita de Pam.
Pam estaba extasiada, hacía tanto tiempo que no sentía nada rozando su vulva que no pudo más que ponerse a gemir mientras sentía que sus calzones se mojaban con sus fluidos. Ruby estaba excitada al ver que Pam se retorcía de placer, así que siguió frotando el pene contra los calzones de Pam, mientras sus pezones se erectaban. Pam ya no podía más, necesitaba cuerpo, saliva, fluidos. Se abalanzó sobre Ruby y con sus dos manos le rasgó la blusa y comenzó a tocarle los senos. Ruby enloqueció y rasgó toda la ropa de Pam que gemía y le sacaba el resto de la ropa a Ruby. Pam fue la primera que empezó a lamer; primero los senos que causaron que Ruby gritara de placer, luego bajó hasta el ombligo y finalmente atacó con su lengua el clítoris y la profundidad de la vulva. Ruby arrojó a Pam al suelo, puso su vulva sobre la boca de Pam y se abalanzó a lamer la concha de Pam. Un cúmulo de sabores agridulces enloqueció a las Diosas que llegaron al orgasmo juntas.
Media hora después, Ruby y Pam estaban sentadas en la cama fumando.
- ¿Sabes por qué ocurrió esto con nosotras? – dijo Ruby – Porque no hemos prestado atención a nuestras necesidades femeninas. Solo tenemos el amor ausente de Mike.
- Es cierto - dijo Pam –. No me había dado cuenta cuan necesitada estaba. Amo a Mike y siempre lo haré, pero estoy sola y ardo de deseo… ¿Sabes? Aún estoy cachonda, pero ahora necesito un pene grande, por todo mi cuerpo.
- Yo también – dijo Ruby mientras se le paraban los pezones. De pronto una idea cruzó su cabeza –. Hoy es viernes y hay una fiesta sexy en el Club 702…
- ¡Pero se sabe que ahí sólo van putas! –dijo Pam.
Las diosas se miraron en silencio y luego corrieron a vestirse. Una hora después estaban bailando embriagadas entre los hombres del Club.

***
Tercera parte: Las Dos Palabras
Alice estaba siendo penetrada por quinta vez. Esta vez necesitaba que la penetraran por las orejas. Richard era un hombre vulgar, sin educación que olía a trabajador de la construcción. Justamente eso la enloquecía. De pronto se escuchó que golpeaban a la puerta.
- Richard – dijo la voz de Molly Dobson a través de la puerta – Richard sé que estás ahí. Tengo que hablar contigo.
- Tienes que esconderte – le dijo Richard a Alice empujándola al baño – No puede verte acá… es muy celosa.
Alice corrió al baño, apagó la luz, y dejó la puerta entreabierta para escucharlo todo. Molly Dobson entró al departamento de Richard caminando como una gata salvaje. Estaba usando un diminuto short de cuero y unos sostenes de cuero negro. Se acercó a Richard y lo besó en la boca. Richard parecía nervioso.
- Sé que estás con una perra – dijo Molly –. Cuando yo me vaya de acá, le pagas y te diriges a mi guarida. Ya tengo la forma de destruir a las Diosas.
- Pero señorita Molly – dijo Richard –, las Diosas no han aparecido en semanas. No creo que vuelvan a molestarnos.
- No seas tonto, Richard – dijo Molly –, No han hecho nada porque están bajo la influencia de la Palabra Maldita, pero no quiero correr riesgos. El Señor Oscuro ha despertado. Te espero en una hora en la guarida.
Molly Dobson besó a Richard y desapareció.
- Ya escuchaste - dijo Richard a Alice que salía del baño – Tenemos una hora para que me lo vuelvas a chupar.
Alice se abalanzó sobre Richard y se atragantó con su pene.

***
A las 12 del día siguiente, las Diosas empezaron al levantarse. Era el turno de Ruby y Pam de hacer el desayuno así que las cuatro se juntaron en el departamento de arriba. Todas lucían horrorosas. Jane tenía su cuerpo irritado de tanto ser sobajeada. A Pam le dolían todas las articulaciones de tanto hacer posiciones. Ruby tenía la cara algo hinchada después de ser follada y golpeada. Alice tenía su garganta irritada y su boca aun sabia a esmegma.
- Chicas – dijo Alice –, anoche hice mi trabajo de espionaje… es por eso que estoy tan cansada… y descubrí algo.
- ¿Qué cosa? – dijo Ruby somnolienta –. Perdón que no pueda abrir muy bien mis ojos, pero anoche dormí muy mal.
- Cuéntanos – dijo Pam, tomándose una pastilla para el dolor de cabeza – Espera que me tome esta pastilla… estoy resfriada.
- ¿Y qué fue lo que descubriste? – dijo Jane bostezando – Estaba preocupada por ti anoche, es por eso que tampoco dormí bien.
- Descubrí – dijo Alice – que Molly Dobson usó contra nosotras algo llamado “la Palabra Maldita”. Según ella no podremos hacerle nada malo mientras estemos bajo su efecto.
- Pero – dijo Jane - ¿qué podemos hacer? Ninguna de nosotras sabe lo que significa eso. Debe ser un poder demoníaco.
- También dijo – prosiguió Alice – que el Señor Oscuro había despertado.
- Eso significa – dijo Pam - Que Osis está a punto de despertar.
- Es cierto – dijo Ruby –. Rápido, tomen mis manos.
En un segundo, todas se teletransportaron al palacio de Osis, La Diosa mayor acababa de despertar. Se veía horrorosa, su cuarto de nubes intergalácticas olía espantosamente mal.
- ¡Chicas! – exclamó sorprendida Osis – Me asustaron, Acabo de despertar. Por qué llegan tan apuradas. ¡Cielos! Se ven destruidas… y… ¿Dónde está Jill?
Las Diosas narraron a Osis todo lo que había pasado desde que ella se había ido a dormir. Cuando llegaron a la muerte de Jill Osis lloró amargamente. Cuando estuvo mejor, las Diosas continuaron hasta que llegaron a la parte de la Palabra Maldita.
- ¡Qué! – exclamó Osis poniéndose de pie – Alguien ha osado pronunciar la Palabra maldita en el Universo… ¡Insensata! Esa Molly ha usado un poder mucho más grande del que ella siquiera imagina.
Osis estaba tan furiosa que su rabia hizo que explotaran estrellas y las galaxias empezaran a emitir rayos.
- Las profecías deben ser cumplidas – dijo Osis de pronto mirando a las Diosas –. Es hora de invocar … ¡La palabra interestelar!

Continuará
Próximo capítulo: Adiós amigas